Los años, como los políticos, nunca colman las expectativas que
generan. Los gobernantes no cumplen sus promesas electorales y los ciudadanos
que desayunamos noticias y café con leche no cumplimos con nosotros mismos y le
echamos la culpa al año, que no es inocente pero tampoco es un chivo expiatorio.
Así, entre mentiras y engaños, noticias irrelevantes y fakes, influencers y tertulianos, desgracias universales y algún oráculo despistado,
van pasando los lustros y los siglos con más pena que gloria. Y no hay vacuna
que nos inmunice ni perra que cace en buenas condiciones. El problema es que no
hemos evolucionado lo suficiente y seguimos en el estadio de cazadores
recolectores por mucho que los tiempos adelanten una barbaridad. Andamos por la
ciudad con móviles de última generación y perros que han olvidado el arte de la
caza. Nos decimos cibernautas pero en el fondo creemos en las
divinidades de las
cavernas y en mitos ancestrales que perviven en nuestro ADN. Y es que somos, en
general, más de derechas que el pollo negro y las amapolas.
Pero a la gente que de verdad es de derechas y tienen su parcela de riqueza y poder les importa una mierda cómo cace la perrilla o si tiene olfato y pose para ello. A ellos nunca les vienen mal dadas. Y a mayor desigualdad más beneficio. Y cuando el mundo se vaya al carajo, ya tendrán su cortijo en marte o en cualquier planeta muy, muy lejano. Ni tú, ni yo, ni el otro llegaremos a verlo como tampoco vimos cazar a la perrita en sus tiempos gloriosos. Pero iremos desgranado años de doce en doce y diciendo aquello de feliz año peor, con la fútil esperanza de que nos toque la lotería o nos llevemos un premio literario que no esté amañado. O que lo esté. Señal de que nos admiten en el sistema y podremos olvidarnos de la perrilla y sus habilidades.
Feliz año, compañeros y compañeras. Si sobrevivimos a los52 golpes, nos hallaremos al final.
Jesús. Eres incansable. Mi envidia, - sana claro, como siempre se dice, pero envidia al fin y al cabo- me hace soñar, imaginar que un día alguien o por decirlo más claro, yo, podría llegar a escribir como tú. Pero es que ni soñando me lo creería. Como tú, hay más, supongo, no hay nada único en este mundo, aunque cada uno de nosotros seamos irrepetibles como individuos, pero cuesta encontrarlos. Y aquí me tienes: comentando en el blog de mi escritor favorito, por si aunque sea por "pura envidia" se me pega algo. Lo de soñar es barato, y a mi se me da bien. Así que, de momento, mientras tanto, seguiré leyéndote amigo.
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