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domingo, 9 de noviembre de 2025

III Premio Internacional "José García Caneiro"

 








DESDE EL SILENCIO CIEGO

 

 

                                decidme cómo se escribe un poema,

                                un poema que hable de las cosas

                                que importan, que respire,       

                                  ANTONIO DEL CAMINO GIL

                                                                                                      

 

Cuántas veces, solo y con el corazón en los ojos,

me bajaba hasta el Duero por escuchar       

su voz profunda y sombría, enorme y lenta

—Federico, como la voz de los bueyes—,

su voz de Soria y tierra— no sabía,

Antonio, que era la tuya—, por escuchar

las aguas que iban, como un don,

Tormes entrante, a recoger —no lo sabía— la voz de Claudio,

que iban —ya lo intuía— preñadas de versos

al mar de los olvidos numinosos.

 

Ahora, con el río crecido y el agua

remansada en los troncos caídos

que el tiempo y la negligencia derribaron,

ahora, en este silencio enorme

de olvido y abandono, poetas que oteáis

desde un altozano de polvo, habladme

en el último crepúsculo, decidme

la palabra que busco o la radiante

calma tras la tormenta, dadme

el nombre exacto, sean

mis labios vuestros cuando la sombra

crece buscando la noche. Decidme

el amor, el roce escrito en el borde

fugaz de un claro instante. Dadme el aire. Insuflad

la sed que saciará la etérea inmortalidad

de un beso. Susurrad el secreto

de la hoja que cae nuevamente y del agua

que conoce los nombres del viento y de los álamos. Dadme

vida desde el sosiego yerto de las cosas que amasteis.        

Sean mi mundo y mi palabra brasas

que los versos propician, y aire o soplo

vuestros silentes pasos para vivificar el fuego

de la noche sin electricidad y sin sueño.

 

Poned ante mis ojos el poema que hable de las cosas

que importan como hablan el río y el viento

de la tarde que los torsos orea, dadme

la mirada luminosa y oscura de los siglos

para contemplar las nubes, las aves

y los pueblos, su milenaria lengua,

sus alas derrotadas, su lluvia de esperanza…

 

Dadme la palabra donde respire

vuestro silencio ciego.

Y sea el Poema.




martes, 12 de julio de 2022

POEMA QUE NO TIENE NOMBRE

 


Hoy, 12 de julio, se cumplieron 25 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco. A Ermua llegaron las fuerzas vivas del país. No voy a opinar ni a favor ni en contra (tenemos los políticos  y el sistema que nos merecemos). Los muertos siempre son utilizados por todos los estamentos en su provecho. Y por los poetas elegíacos.

Aquel año andaba yo siguiendo los encierros de Pamplona desde mi silla de ruedas (el 18 de junio sufrí un accidente laboral: un año y un día de baja, paréntesis en que se gestó Los pasos quebrados, uno de cuyos poemas publiqué en el blog que mantenía en La Coctelera, plataforma ya desaparecida, de donde fue tomado por El rincón de Yanka; de allí lo rescaté  para compartirlo en Facebook). Y me sumé a la expectación sobrecogida y la esperanza acribillada.

Reproduzco aquí el poema:

 

POEMA QUE NO TIENE NOMBRE


Cuando millones de corazones fluían
por los ojos y las palmas abiertas
con un solo nombre y una sola esperanza,
cuando las saetas de todos los relojes
cuarenta y ocho, dos mil ochocientas veces
se clavaron como espinas en las frentes exánimes
y hasta el aire se detuvo expectante, con los brazos abiertos,
las raíces del roble centenario se estremecieron,
crujieron los huesos de todos los vascos,
de todos los españoles, de todos los hombres asesinados,
los ojos peregrinos de Pablo Ruíz, los ojos sin manos de Picasso
buscaban lágrimas de sangre para pintar el horror
y los verdes montes del norte quisieron huir,
transformarse en arenas insensibles y ciegas
para no ver la blanca paloma
que alzaba el vuelo con las alas heridas
en las cercanías de Lasarte.

Cumplido el plazo de la esperanza y la locura
dispararon a Miguel Ángel.
Los asesinos sordos, los asesinos ciegos
mataron a Miguel Ángel.
Sin mirarle a los ojos, que eran los ojos de todo un pueblo,
los ojos herederos de aquellos ojos
que vieron correr la sangre por las calles,
los ojos nuevos, los ojos libres,
los ojos limpios de una España viva,
asesinaron a Miguel Ángel.
Cobardes sanguinarios,
sicarios viles de la infamia y el odio,
perpetuaron a Miguel Ángel.



14/07/1997

   

martes, 5 de julio de 2022

LA MÚSICA Y EL VIENTO

 

   

Las palabras son más que herramientas que usan los escritores: son ladrillos para construir estancias y orbes infinitos en la finitud de un libro.

En muchos poemas hablo de ellas. En Orola están publicados los textos (o poemas) Campesinas y aladas y Aquí vivimos todas (que también aparecerán recopilados en Continuidad de la luz) El primero trata de las palabras iniciáticas, los vocablos rurales de la infancia que me animaron y ayudaron a volar, el segundo habla del mestizaje de las palabras. Pero, hete aquí, que un texto (o poema) anterior a ambos ha aparecido en un correo olvidado y, recuperado, os  lo ofrezco ahora que, fugazmente, refresca la noche estival con lágrimas antiguas, como palabras de viento:

 

TRADICIÓN

                                                                     A Eliseo Parra

 

Yo tenía palabras campesinas, palabras que ponían nombres a los vientos, los árboles,

las aves lugareñas, los frutos que el sudor germinaba,

los aperos de labranza, las labores del campo,

nombres elementales para el agua, espacios y lugares,

para el tiempo, los animales, los hombres,                                                              

nombres para las cosas, sentimientos, ideas.

Y hasta a Dios nombraban.

Yo tenía un mundo propio, pequeño pero mío, con sus cantos de siega, sus pinares, su río,

los trenes que pasaban con retrasos puntuales, lentos mercancías para contar vagones,

estrellas en el cielo, carámbanos de plata en el arroyo frío,

almireces, cedazos, botellas de anís vacías,

panderos, chiflotes, la dulzaina del tío Encinas,

mujeres que cantaban y Luisillo bailando en la plaza del pueblo.

Yo tenía un mundo, pero yo lo ignoraba.

Las palabras crecieron y el mundo se hizo grande:

Valladolid, Barcelona, España toda, Europa, América por descubrir

allende la mar atlántica, la Tierra entera, el cosmos...

Para volver al principio:

leyendas junto al fuego, el juego, el vino, el pan, romances olvidados y cantos sin oficio,

raíces del idioma que nutría la Historia más allá de mi mundo pequeño y recobrado,

creciendo inapelable, cubriendo con sus ramas tantos millones de almas,

bebiendo en sus orígenes de tradición tan pura

para ser lo que soy contando con palabras, que tú también entiendes,

la música y el viento que forjaron mi vida.  

 

III Premio Internacional "José García Caneiro"

  DESDE EL SILENCIO CIEGO                                     decidme cómo se escribe un poema,                                 un p...