El caso es que por aquí andamos contando con los dedos universos y sílabas mientras merodean las musas y caen obuses en Ucrania, en las calles y edificios de Kiev, Odesa y otras localidades que nunca antes oímos nombrar, edificios civiles tan iguales a los nuestros, tan indefensos como los nuestros. Y aumentan los muertos día a día, golpe agolpe. Y los refugiados que huyen de la sinrazón de la guerra. Entre tanto, llueve para disimular este invierno seco que termina, y un manto de polvo saharaui cubre las ciudades y la nieve de Europa. Acariciando un teclado que necesita renovarse, escribo en la noche junto a libros que se acumulan sin leer en estanterías desbordadas. No hay tiempo para la lectura ni para nada. La vida siempre es corta y nunca la aprovechamos como es debido. La vida siempre es corta y algún hijo de puta la destroza y arrebata jugando a ser juez y mesías
Golpe a golpe, verso a verso, canta Serrat a punto de retirarse, con Don Antonio al fondo, desnudo en el naufragio de la última nave cainita y atroz. Me duele el alma lacerada, las articulaciones y las heridas antiguas. Y un frío que viene del principio de los tiempos se instala en los huesos. Pero no queda otra que vivir. Vivir pensando en los suicidas que cobrarán voz y presencia este verano en la Vega de Granada. Cinco suicidas, un indigente, un notario y una prostituta (la única mujer del repertorio) sobre un escenario y desde las páginas de un libro, compartidos con los otros premiados, me mirarán ajenos y de frente, y ya no serán los mismos personajes que concebí un lejano día.
Golpe a golpe, año a año, ininterrumpidamente desde 2007, cuando ya le iba cogiendo, de nuevo, gusto a la pluma y a internet, han ido cayendo premios, de poesía sobre todo, alguno de narrativa y éste de Albolote (Granada), que recogeré el 17 de junio, por una obra dramática breve. Golpe a golpe, premio a premio, recital a recital, acto a acto, he conocido (y conoceré) poetas, músicos, escritores y gentes que hacen de la cultura un lugar cálido y acogedor. Gentes y lugares para descubrir la vida que late pese a todo y, golpe a golpe, voy desgranando por estos andurriales de la literatura de andar por casa.