Por una de esas casualidades de la vida, el pasado fin de semana repasé la obra y vida de Luis Cernuda y me apetece compartir a este poeta sevillano que nació, como mi padre, en 1902 y, como yo mismo, en la segunda quincena de septiembre bajo el signo de virgo, él el 21, yo el 18, él en el año del Tigre, como éste en que nos encontramos 120 años después, yo en el del Mono.
Mateo
Bernardo José Cernuda Bidón nace en Sevilla, en
el seno de una familia acomodada. Con nueve años descubre la poesía de Bécquer
con motivo del traslado de los restos del poeta de Madrid a Sevilla y siente la
llamada de la lírica. Al comenzar el bachillerato escribe sus primeros versos en
esa edad de dudas y soledades en que su
despertar a la poesía coincide o es simultáneo con su despertar sexual. Más
tarde estudia derecho y tiene como profesor de literatura a Pedro Salinas. Lee
a los clásicos españoles y a los modernos franceses. En 1925, ya ha cumplido el
servicio militar, termina sus estudios, conoce a Juan Ramón Jiménez, Ortega,
Bergamín, d’Ors y Guillermo de la Torre y publica los primeros poemas en la Revista de occidente. En el mágico año
de 1927 sale su primer libro, Perfil del
aire. Participa en el homenaje a Góngora y conoce a varios poetas de
aquella generación de la que formó parte. En 1934, inspirado en su relación amorosa
con Serafín F. Ferro, aparece Donde habite
el olvido, segundo libro editado, si bien es el quinto que escribió. Por
ello decide reunir toda su obra en un volumen que tituló La Realidad y el Deseo, que Bergamín da a la imprenta en 1936.
En
1937 funda en Valencia con Rafael Alberti, Juan Gil-Albert y otros escritores
la revista Hora de España. Desde sus páginas, Cernuda le dedica a Lorca
una de las más sentidas elegías que aparecieron por todo el mundo recordando a
Federico asesinado. Escribe poemas que pasarán después a Las nubes. Conoce
a Octavio Paz…
En
febrero de 1938 sale de España para nunca más regresar. París, Londres,
Glasgow, Oxford, Cambridge. Y Ocnos, Como quien espera al alba, Vivir sin estar viviendo… Ya es un poeta
del exilio. En 1949 viaja a México, país al que vuelve en varias ocasiones, y donde
muere de un ataque al corazón en1963. Es enterrado en Ciudad de México. En
1962, aparece la segunda edición de La
Realidad y el Deseo, que reúne definitivamente su obra completa.
Entre
la información que encuentro en la red, descubro una edición en PDF del
Departamento de Lengua
Castellana y Literatura, IES Maese Rodrigo (Carmona, 2019), muy interesante en cuanto a la biografía y textos del poeta sevillano,
quizás por estar dirigido a un público escolar. Reconocen los autores que su
trabajo es una recopilación de otros textos, sobre todo de https://cvc.cervantes.es/actcult/cernuda//,
del que dicen desconocer el autor. De esta página copio literalmente el
siguiente comentario:
“En
Cernuda hay dos exilios: el suyo propio con respecto a todo lo que lo rodea y
el provocado por la guerra civil, que se superpondrá al primero. Su existencia
es la de un conflicto permanente entre sus deseos y la realidad, entre el
placer y el dolor, entre el amor —historias no duraderas, y que terminan mal— y
el deseo de amar. Entre la amistad y el afecto y la decepción, el recelo y la
susceptibilidad. Entre las ideas de justicia social y el desencanto de la
política. Entre su elitismo y un mundo de vulgaridad que nace de la ignorancia,
de la necesidad y de la miseria. Entre el recuerdo, la nostalgia y el amor a
España y el rencor hacia sus paisanos. Y, sobre todo, una gran soledad. De todo
ello fluye su creación, para suerte nuestra.”
Este
golpe ha surgido a raíz de querer situar en tiempo y espacio el poema Contigo, que un buen amigo colgó en su
muro de Facebook. Como no lo encontré
en la antología de Alianza, cuya
edición de 1977 conservo con algunas anotaciones, como esta de la primera página,
escrita en un tren de largo e incómodo recorrido a principios del 79:
Un poco de lectura:
Luis Cernuda.
Entre mis manos una antología de este poeta hondo,
martirizado de deseo y adolescentes.
Arriba, Kafka duerme entre bocadillos
y la cámara fotográfica,
mi pincel de frustrado pintor.
Como no estaba en ella, digo, ni tenía intención de buscarlo en la biografía de Tusquets de 2013, recurrí a internet para descubrir que Contigo es el poema X de los 16 que integran Poemas para un cuerpo, inspirado (nuevamente el amor) en un joven culturista llamado Salvador, poemas que en 1957 pasaron a formar parte del último poemario publicado en vida del poeta, Con las horas contadas, poemario recogido, lógicamente, en 1962 en La Realidad y el Deseo.
Mi tierra eres tú.
¿Mi gente?
Mi gente eres tú.
El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.
¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?
No
dejéis de frecuentar los versos de este poeta sevillano de quien Francisco
Brines dijo en su discurso de ingreso en la RAE:
“Es Cernuda
un poeta complejo, que concilia con sorprendente conformidad lo que podría
parecer distante (pureza y amargura) y aun contrario (intimidad y
distanciamiento): es clásico y romántico, poeta de un alto lirismo y
acerbamente crítico, abierto con la misma intensa fruición a la tradición
poética española y a las tradiciones poéticas de otras lenguas, metafísico y
cotidiano, esteta y moralista. Un poeta en cuya unidad se advierte una
múltiple y rica diversidad.” y añade: “Con ocasión del centenario de Cernuda,
en una mesa redonda moderada por Guillermo Carnero en la Residencia de
Estudiantes, me preguntó este qué poema de Cernuda me había acompañado más en
la vida. Mi respuesta se refirió solo a un verso, que me acompañó desde la
primera vez que lo leyera. Es el que cierra «Primavera vieja»: «Cuán bella fue
la vida, y cuán inútil»”.